Tanto si está de escala con su barco, como si visita la región de Fontainebleau o simplemente vive aquí, venga a descubrir o redescubrir este encantador puerto deportivo. Encontrará nuevos pantalanes, entre ellos uno para barcos en escala. A lo largo del paseo del puerto, paneles de información turística y cultural le adentrarán en el universo artístico de este lugar, donde muchos artistas venían a visitar a Stéphane Mallarmé, que tenía su casa a tiro de piedra. También se han instalado mesas de picnic en el césped para disfrutar de la vista del puerto y del Sena. También hay aparcamiento para bicicletas. Por supuesto, el puerto deportivo también cuenta con una capitanía.

Aquí tiene algunos datos sobre la historia del puerto de Valvins, "Valvins les Bains".

Los primeros barqueros, los Nautes, se instalaron en Samois en el siglo V antes de Cristo. Desde entonces, el río ha sido el principal resorte de la economía de lo que llegó a ser un territorio real en la Edad Media.

Más tarde, el puerto de Valvins se utilizó para transportar a la corte en carrozas acuáticas, así como materiales a la capital, como los adoquines que cubren las calles de París, tallados en la arenisca del Forêt de Fontainebleau. Para unir las dos orillas, en el siglo XVIII se puso en servicio un transbordador, sustituido por un puente en el siglo XIX, sobre el que circuló el tranvía en las primeras décadas del siglo XX.

La vida artística y los lugares de veraneo se desarrollaron aquí a lo largo de los siglos, culminando en el XIX y principios del XX. La proximidad de la corte del emperador Napoleón III en Fontainebleau y la de la aristocracia rusa en Samois-sur-Seine, así como la llegada del tren a Chailly-en-Bière en 1848, animaron a los turistas a alojarse en esta época a orillas del Sena. La gente se relajaba en buena compañía, disfrutando de los placeres de navegar, nadar y cenar en los alrededores. También era un lugar de inspiración donde se alojaban muchos artistas, entre ellos Stéphane Mallarmé, que tenía su casa en Vulaines-sur-Seine. De ahí que el puerto de Valvins recibiera el nombre de Valvins-les-Bains.

Así pues, los hombres de letras atrajeron a los pintores a la zona, y esta increíble emulación es un testimonio del atractivo de la ciudad. Victor Hugo, Stéphane Mallarmé, Berthe Morisot, Julie Manet... todos se codeaban aquí y se enriquecían mutuamente.

Valvins-les-Bains, que goza de una ubicación extraordinaria a orillas del Sena, ha sabido conservar su encanto y ofrece un cambio de aires único a lo largo y ancho de este río único. En los alrededores, los visitantes también pueden disfrutar del bosque de Fontainebleau y, por supuesto, de los pueblos a orillas del Sena.